Ningún propietario de las granjas porcinas puede obviar la trazabilidad alimentaria como pilar base de sus estrategias de crecimiento. Hoy en día, no solo por las leyes vigentes, que obligan a los productores a dar a conocer al consumidor todo lo relativo al producto; la preocupación por lo que se come, se vende y evitar alergias es básica para la industria alimentaria.
La industria del cerdo no es una excepción. El consumidor desea saber cuál ha sido la vida del animal que va a comer. Desde su nacimiento a la fecha de la matanza, dónde vivió y en qué condiciones, cómo fue alimentado y qué tipo de cuidados recibió.
Además, contar con sistemas de trazabilidad alimentaria es beneficioso para las empresas productoras. A pesar de verse como una inversión (y fuerte), en un principio, gracias a conocer todos los datos relativos al animal y su vida, pueden asegurarse de que sus productos están en óptimas condiciones de calidad. Y, en caso de algún problema de intoxicación o ruptura de la cadena de frío, podrán controlar los productos no aptos para el consumo, retirándolos, de una manera rápida, de los lineales de los supermercados o, en el caso del cerdo, de los mostradores de las carnicerías.
¿En qué consiste la trazabilidad alimentaria?
Este término ha sido definido por el Comité de Seguridad Alimentaria de AECOC (la Asociación de Fabricantes y Distribuidores) como los procedimientos preestablecidos y automáticos que informan sobre el histórico, la ubicación y la trayectoria de un lote de productos o un producto único en la cadena de suministros en un momento concreto, utilizando unas herramientas determinadas para ello, que varían, según la naturaleza del producto.
Por su parte, la Organización Internacional para la Estandarización (ISO 9001:2008 y la ASME 18001) explica que la trazabilidad alimentaria es el resultado de una medida o un estándar relacionado con unas referencias específicas (son estándares nacionales e internacionales), que se compara en una cadena continua con incertidumbres especificadas.
Un sistema de trazabilidad es el conjunto de herramientas o soluciones que permiten identificar, capturar y gestionar todos los datos de ubicación, histórico y trayectoria de un determinado producto.
En definitiva, la trazabilidad alimentaria consiste en conocer cómo se ha movido el producto a dos niveles:
Trazabilidad interna
Cuál ha sido la vida del producto dentro de la empresa. Incluye todos los puntos del proceso productivo que varían el resultado final: cómo ha sido manipulado, su composición, qué máquinas se han utilizado para su elaboración, qué personas han intervenido en el proceso, la temperatura a la que ha sido manipulado… Depende de los procesos internos de las compañías elaboradoras.
Trazabilidad externa
Da información de las condiciones en las que el producto ha sido trasladado (logística) y si ha ocurrido algún percance que pueda hacer variar su calidad, como la rotura de un embalaje o la cadena de frío o las condiciones en que ha sido almacenado antes de ponerse a la venta.
Este proceso es costoso porque consiste en registrar todos los movimientos que se producen, desde la recolección de las materias primas hasta que el producto aparece expuesto al público para su venta. El registro de estos datos es conveniente hacerlo de una forma estandarizada, siguiendo la codificación GS1-128 (más conocida como EAN-128, utilizada en el entorno logístico) y el EPC (código electrónico del producto, un número que permite hacer un seguimiento en tiempo real).
El formato estándar para la trazabilidad son los archivos ILE de trazabilidad encapsulada, que contienen toda la historia del producto: el origen de las materias primas, los procesos aplicados y la distribución antes de que llegue al consumidor final.
¿Y la trazabilidad en las granjas porcinas?
Utilizando sistemas de trazabilidad alimentaria, las empresas que se dedican a la producción porcina pueden encontrar las causas de problemas de calidad del producto y justificar ante los clientes su elaboración y control, así como, ante la administración, que se han seguido las normas y protocolos de seguridad (laboral y medioambiental) y mostrarse ante los consumidores como una empresa responsable, por tener controlados todos sus procesos. La trazabilidad es obligatoria para muchas empresas alimentarias, aunque el nivel se fija de acuerdo a las políticas de calidad y comerciales particulares de las empresas.
Por un lado, se identifican los lotes de pienso que se han utilizado para la alimentación del animal (tipo de cereal, aditivos, correctores, medicamentos…). Es necesario realizar inspecciones periódicas para saber que la alimentación que están recibiendo es la adecuada. Toda esta información se puede poner o no en el informe de trazabilidad del producto, a decisión de los empresarios.
Los animales también se pueden identificar por lotes o por unidades. Gracias a las tecnologías desarrolladas en los últimos tiempos, se puede seguir cada pieza individual o a qué lote pertenece por microchips.
Entre la información que debe contener el informe de trazabilidad alimentaria en las granjas de cerdos destaca el origen (dónde han nacido y se han criado los animales), la genética de los cerdos y la marca oficial de la granja. Además, se pueden incluir otros datos para los clientes más exigentes, como los piensos que han consumido los animales, el plan de vacunación, las medicaciones que han recibido, a qué matadero han sido llevados y en qué fecha.
Precisamente, el matadero también debe completar la trazabilidad de los animales: el sistema es mucho más complejo, ya que deben identificarse las piezas en las que se divide por separado, según la granja de origen y los tratamientos recibidos. Un inspector debe ser capaz de conocer en cada una de las piezas del cerdo la granja en la que se crió el animal y las condiciones de alimentación y transporte.
Un software ERP para el control de la trazabilidad
El proceso al que es sometido el cerdo, desde su origen a su consumidor final, conlleva muchas etapas y es preciso apoyarse en algún tipo de software informático para poder ofrecer toda la información necesaria a quien lo compre.
Los software ERP de control de la trazabilidad porcina comprenden todos los datos relativos al animal y su matanza, así como los procesos productivos que se han llevado a cabo para su puesta a la venta. Este tipo de herramientas ahorran trabajo y costes a los productores, aunque, en un principio, sean consideradas como una inversión. Entre otras ventajas, el uso de un software ERP en las granjas de cerdos:
- Clasifica, de manera automática, la entrada de piensos en las granjas, así como las piezas que entran en el centro productivo.
- Automatiza los datos de alimentación de los animales.
- Genera los códigos de barras relativos a cada pieza.
- Realiza un control de stock de lotes y piezas.
- Control de la cadena productiva.
Si cada empresario tuviera que anotar estos datos a mano, se perdería muchísimo tiempo en la producción, además de la posibilidad de un mal tratamiento de los datos.
Uso de las nuevas tecnologías en las granjas porcinas
Los cerdos, al ser animales con tantas posibilidades de venta, deben tener un control de calidad especialmente exhaustivo. Además, las piezas necesitan muchos cuidados y procesos, desde su nacimiento hasta la puesta a la venta. Las nuevas herramientas tecnológicas han proporcionado a los criadores más tiempo para dedicarse a su empresa: alimentación automática, limpieza, controles… Pero todo ello sería en vano si no se lleva un
control.
Un software ERP garantiza que el consumidor final recibirá los datos correctos relativos a la pieza de carne que está comprando. Gracias a él, sabrá qué tipo de cerdo va a consumir, dónde nació y se crió, la alimentación que tuvo en su vida y la fecha en que fue transportado al matadero. Además, podrá saber cómo ha sido despiezado, qué ingredientes se le han añadido y cómo ha sido preparado antes de ser puesto en el lineal del supermercado.
El consumidor de hoy en día es un consumidor exigente y valora saber el mayor número de datos relativos a la seguridad alimentaria. Con el uso de sistemas de trazabilidad, las empresas pueden posicionarse por delante de su competencia, gracias a toda esa información que el consumidor puede recibir. También las administraciones quieren asegurarse de que los productos que reciben los consumidores cumplen los estándares mínimos de calidad: si hay algún problema, quieren poder retirar del mercado los productos afectados en el menor plazo de tiempo, garantizando, de esta manera, las buenas prácticas en la industria alimentaria. Todos los productores están obligados a ofrecer un mínimo de información relativa a lo que venden, y más si se dedican a la industria alimentaria.
La adquisición de un software ERP debe considerarse como una inversión en la rentabilidad y crecimiento de la empresa y no solo como un gasto. Facilitará los procesos de alimentación y control de las piezas, así como el cumplimiento de la normativa vigente en calidad y seguridad alimentaria que existe en la actualidad. También aportará información a los consumidores finales para que puedan conocer, de primera mano, todo lo relativo al producto que han comprado y van a consumir y se podrán asegurar que todo está correctamente.
En definitiva, vale la pena pedir información acerca de cómo un ERP puede mejorar la trazabilidad de una granja de cerdos o interesarse por cuánto cuesta este producto.