La trazabilidad alimentaria no constituye solo una obligación para las empresas, sino que también aporta pautas de trabajo funcionales. Se trata, de hecho, de un sistema de gestión de la calidad de los productos con el que se trabaja en el sector porcino, especialmente en la producción de jamones.
¿Que es la trazabilidad alimentaria?
Como se había comentado, la trazabilidad alimentaria supone un requisito para las empresas que se dedican a la venta de alimentos. Además, forma parte de las obligaciones legales tanto comunitarias como españolas que ha de cumplir, en materia de seguridad alimentaria, una empresa que produce jamones.
Por lo tanto, recurrir a un ERP de gestión se considera una necesidad en el ámbito de la industria alimentaria. Estas herramientas de gestión de datos cuentan con un módulo de trazabilidad alimentaria, es decir, un módulo que garantiza el control de todos las fases por las que pasa un alimento desde que el animal (en este caso, un cerdo) entra en la fábrica y hasta que el producto que se elabora con su materia prima (por ejemplo, un jamón) es recibido por el consumidor. De esta manera, se previenen desagradables incidencias, como las relativas a intoxicaciones alimentarias.
Trazabilidad alimentaria adaptada en la industria de los jamones
Por su parte, el módulo de trazabilidad alimentaria adaptado al sector porcino cuenta con una serie de funciones que abarcan toda la cadena de producción. Esta gestión de la calidad que representa la trazabilidad alimentaria, empieza por el almacén, donde se reciben y guardan las materias primas.
A grandes rasgos, se automatiza la supervisión de los proveedores. La trazabilidad alimentaria es vital para controlar los gastos, puesto que permite comprobar si se ha suministrado lo pactado o establecer cambios en los pedidos de lotes y, en general, en la logística.
Todos los procesos intermedios entre la recepción y expedición generan datos, cuyo correcto manejo facilitará una optimización de los recursos humanos y materiales de la empresa. Será posible, en consecuencia, ahorrar en plantilla, tiempo y dinero. De hecho, es posible ver si, según los pedidos previstas, hace falta recibir más o menos materias primas. Así, se evitan desperdicios innecesarios.
¿De qué trata el ERP?
El ERP profesionaliza en todas las líneas la empresa, y sus directivos podrán dedicarse a ampliar el negocio, ya que la gestión del día a día se beneficiará de un instrumento de análisis fiable. Por último, las labores vinculadas a la expedición (envasado, encajado, paletizado, etiquetado…) contarán con todas las garantías en materia de trazabilidad alimentaria. La seguridad alimentaria quedará impresa, en sentido literal, en las etiquetas de los productos.
En términos concretos, cabe la posibilidad de repasar cómo el ERP de gestión produce beneficios mesurables en la empresa vendedora de jamones. No en vano, permite controlar el historial de cada jamón desde un despacho de cualquier sede de la empresa; cada pieza es única y se clasificará en virtud de conceptos como el peso.
La fase que se desarrolla en la sala de salazón también está supervisada por un módulo funcional; también controla las construcciones de las perchas; los secaderos, por su parte, son tenidos en cuenta por el módulo que analiza los procesos de curación. Además de la calidad, se evalúa cómo se encuentra el stock.
Tanto el análisis de los suministros como el del stock facilitarán la optimización de las ganancias, puesto que se descartarán despilfarros evitables y, por tanto, se podrán adaptar mejor las ofertas de las compras de materias primas a la demanda realmente existente.
Estas conclusiones se pueden extraer también de los datos que generan los trabajos realizados en las salas de deshuesado y loncheado. Finalmente, la trazabilidad alimentaria pasa un control previo a la salida del producto; la gestión por lotes y caducidades.
En definitiva, estimables ayudas que justifican la contratación de un ERP con trazabilidad alimentaria en una empresa de jamones.